Autores: Teresa Prats y Victoria Chavero
En cuestión de segundos, millones de personas se vieron afectadas por la caída de Facebook, Whatsapp e Instagram. La tarde del pasado 5 de Octubre, las plataformas se vieron inutilizadas, y los periódicos nos bombardearon con titulares como: “Whatsapp, Facebook e Instagram sufren una caída de más de seis horas en un momento crítico para su reputación”. El País afirmaba que “las consecuencias han sido letales para Mark Zuckenberg, el presidente de la compañía, que ha perdido en torno a 6.000 millones de dólares».
Fueron ciertamente desastrosas para la compañía…pero ¿cómo se vieron afectados los millones de usuarios que formaban parte de esta plataforma y no previeron que algo así pudiese suceder?
Las situaciones en las que se encontraban los diferentes afectados fueron de lo más diversas. Carlos, de 56 años, cuenta que no recibió el mensaje de su socio sobre la cancelación de una reunión y se enteró de la misma cuando llegó al lugar señalado y nadie apareció. Susana, sin embargo, cuenta que se sintió “contrariada, mi cabeza pensó opciones de comunicación alternativas como llamar en vez de mandar mensajes”. Como Susana, muchos usuarios, sobre todo por temas de negocios, optaron por emigrar a otras plataformas, como Telegram, que en cuestión de horas vio cómo el número de usuarios crecía hasta cifras nunca vistas. Debido al imprevisto aumento de usuarios, no previsto por la empresa, Telegram sufrió a su vez fallos en su sistema.
Pero esto no significó una catástrofe para todos los usuarios. María, de 19 años, afirma que “me encantó saber que tenía la oportunidad de estar un tiempo desconectada sin tener la preocupación de que alguien me escribiese”, y Santiago responde que le dio “mucha paz y alegría». Estas reacciones responden a que estamos en continua comunicación, y en ocasiones no hay descanso de la conexión a través de las redes. Así lo afirmaba Jon, de 22 años: “Creo que hemos evolucionado a una sociedad demasiado conectada, no sabemos sobrevivir sin ella. Eso es un problema”.
Y la realidad es que casi el 75% de las personas encuestadas afirmaban que se consideraban dependientes de la tecnología, frente a un 25% que respondió negativamente. De los que respondían que sí se veían dependientes de la tecnología, la mayoría eran jóvenes entre 18 y 25 años, lo que indica que la juventud ha crecido ya en un mundo hiperconectado, y que parte de su aprendizaje y capacidad de resolución de problemas depende de la tecnología.
Los datos son claros, la caída de Facebook hizo que muchos reflexionaran acerca de su relación con la tecnología y en muchos casos esta se reveló como de dependencia…la realidad es que las redes sociales forman parte de nuestra vida, y la solución tampoco sería la de prescindir totalmente de ellas. Sin embargo, deberíamos construir una sociedad en la que estar conectado a la red no signifique desconectarse de la realidad más próxima.