Hace unos cuantos años, cuando yo estudiaba la carrera de Historia de Arte en la universidad, me quedó grabado en la memoria, más que todas las mas bellas o fascinantes obras de arte, una pequeña estatua de una diosa femenina llamada la Venus de Willendorf, me impactó, no por su valor artístico, que lo tiene, sino por el curioso hecho de que cuando se hizo, hace más de 25.000 años, la figura de la mujer en todos sus aspectos más femeninos era la cosa más estimada de aquella sociedad, una figura con propiedades aparentemente mágicas, investida con los misteriosos poderes de la fertilidad y lactancia. Una diosa tal vez venerada como Madre de la Tierra. ¿Sin embargo, la mujer de hoy en qué estima social queda? ¡Cuánto se ha degradado el valor de la mujer en nuestra sociedad desde aquellos tiempos tan lejanos!.
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