Artículo escrito por Maggie Mazzucco, profesora de Arte en Chicago y madre de tres hijos.
Hace unos cuantos años, cuando yo estudiaba la carrera de Historia de Arte en la universidad, me quedó grabado en la memoria, más que todas las mas bellas o fascinantes obras de arte, una pequeña estatua de una diosa femenina llamada la Venus de Willendorf, me impactó, no por su valor artístico, que lo tiene, sino por el curioso hecho de que cuando se hizo, hace más de 25.000 años, la figura de la mujer en todos sus aspectos más femeninos era la cosa más estimada de aquella sociedad, una figura con propiedades aparentemente mágicas, investida con los misteriosos poderes de la fertilidad y lactancia. Una diosa tal vez venerada como Madre de la Tierra. ¿Sin embargo, la mujer de hoy en qué estima social queda? ¡Cuánto se ha degradado el valor de la mujer en nuestra sociedad desde aquellos tiempos tan lejanos!.
Hoy en día vivimos en un mundo patriarcal, donde una mujer solo puede mostrar su valor haciéndose exitosamente un hombre en un mundo de hombres.
Desde que las mujeres iniciaron la búsqueda de la igualdad en un mundo medido por el hombre, equivocadamente han intentado conseguir su igualdad eliminando una parte importante de su propia feminidad, precisamente su maternidad. Vieron su maternidad como un conjunto de obstáculos que han impedido su éxito en el mundo del hombre.
Estos “obstáculos” que solo afectaban a la mujer fueron: el embarazo, el parto, la lactancia, y la crianza de los niños. Con el paso del tiempo la guardería y el biberón dejaron resueltos por lo menos dos de los “obstáculos” que impedían a las mujeres madres, funcionar igual como los hombres. Queda solo por eliminar el embarazo y el parto. Al final, a esto también le llegará su momento de resolución. Ya existe una solución de fondo, que es obviamente, evitar tener hijos. La otra solución es el vientre de alquiler, la madre subrogada solucionará hasta el último de los obstáculos para los que quieren ser madres. Puede que sea una exageración pero no se puede negar que de este modo una mujer que quiera ser madre podrá a la vez funcionar con plena igualdad en el mundo ¿Pero a que coste? ¿Es esta la verdadera igualdad que las mujeres merecen, convertirse en hombres?

Mirando hacia el futuro, la mujer ahora tiene que darse cuenta de que una verdadera igualdad solo se conseguirá estimando y valorando a la mujer como mujer. El tema elegido este año por las Naciones Unidas para el Día Internacional de la Mujer es ‘Ser audaz para el cambio’. Se refiere principalmente a los cambios que todavía están por conseguir, principalmente en la conciliación familiar/laboral de la mujer. Está demostrado que el hecho de que las mujeres ganen menos que los hombres no es porque cobran menos por hacer el mismo trabajo sino por el hecho de que muchas son madres y suelen elegir ellas mismas posiciones de trabajo con menos responsabilidad, jornada reducida, tiempo parcial, temporal, etc… para no desatender a sus familias.
Es digno de aplauso que por fin la sociedad esté dándose cuenta de que gran parte del trabajo de muchas mujeres es el cuidado de su familia y que por tanto habrá que hacer un reconocimiento del valor de esta importantísima parte de su vida laboral.
Una recompensa incluso salarial por su trabajo familiar será una verdadera propuesta “audaz”. Hablamos tanto de la falta de natalidad y la crisis que genera, con las pensiones futuras. ¿Como esperamos que las mujeres se animen a tener hijos si tenerlos y cuidarlos no está ni valorado ni compensado de ninguna manera? Eso si que será un cambio audaz, compensar a las mujeres por tener y cuidar de sus hijos. ¡Será un verdadero reconocimiento feminista del inestimable valor de su trabajo como mujer madre, algo que en los últimos tiempos está bastante poco valorado si no despreciado!