Autor: Felipe Esparza.
Ingeniero Industrial.
Área Tecnológica DotFam NetHome
Los errores con el dinero suceden sin que nos demos cuenta, hasta que al darnos cuenta el costo del arreglo es altísimo.
Cada vez se está extendiendo más el método de gestionar las finanzas personales según porcentajes. Hay muchas teorías sobre qué es lo mejor y cuál es la manera más conveniente para alcanzar una salud financiera, la cual nos permita pagar nuestras deudas sin privarnos de mantener una calidad de vida apta y que también nos ayude a ahorrar mes a mes algo de dinero.
Invertir en base a nuestras posibilidades es lo más importante. Las inversiones son buenas, pero si estamos por encima de nuestras posibilidades, una caída del mercado puede llevar todo al traste. Y lo más importante, fijarnos metas es básico ¿dónde quieres estar financieramente dentro de 10 años? Una meta real pero exigente puede ayudarnos mucho.
Ingresos – ahorro = gastos
Es muy común hacer una planificación basada en la regla Ingresos – Gastos = Ahorro. Ante una mala previsión en el nivel de ingresos o de gastos, esta regla nos lleva a un déficit en los ahorros. Nuevas tendencias han alterado el orden de los factores definiendo la fórmula Ingresos – Ahorro = Gastos. Esto, por tonto que parezca, te lleva a cumplir desde el principio del mes con el objetivo del ahorro que quieres cumplir. Es decir, en el momento en el que recibes tus ingresos a principios de mes debes retirar la parte a ahorrar y planificar los gastos sin contar con esa parte. En este nuevo escenario, ante un error en la planificación, la parte que se ve obligada a recortar son los gastos, y mantendremos intactos los ahorros.
Regla 50/30/20
La regla de ahorro 50/30/20 está basada en una división de tus finanzas en función del tipo de gasto. Así tendrías cubiertas tus necesidades básicas y costes fijos (50%), mantienes un nivel de vida y puedes darte algún capricho (30%) y todo ello sin dejar de ahorrar (20%). De esta manera ahorras sin que ello suponga un gran quebradero de cabeza y te facilita saber en qué estás gastando tu dinero.
Dentro de ese 50% de necesidades básicas o costes fijos, deberían estar incluidos todos los bienes de primera necesidad. Aquí es importante saber qué es un bien de primera necesidad y qué es algo prescindible. Estarían englobadas cuentas como la hipoteca, comida, transporte al trabajo, ropa…
El 30% en gastos variables es sin duda la partida que más disfrutamos, son gastos prescindibles pero que suben mucho nuestro nivel de vida. Dentro de este punto está salir a cenar los fines de semana, las vacaciones y en general actividades de ocio.
En el 20% de ahorro tenemos que aplicar la regla inmediata, retirarlos en cuanto llegue el ingreso y hacerlos inaccesibles salvo tener una alta necesidad. Una buena manera es tener una cuenta diferente a la de la nómina, donde poder ingresar este dinero y que nos genere unos beneficios por pequeños que sean. Así, observamos cómo mes a mes esa cuenta va engordando, esto nos genera motivación y nos ayuda a seguir con el plan.